Tristemente, el desperdicio de comida es uno de los problemas más grandes que tenemos hoy en día. Entre un 30-40% de la comida que producimos se va a la basura. Si, a la basura. ¿Puedes creerlo?

Lo más triste de todo, es que es tirada ya sea porque su apariencia no es perfecta o porque no cumple con los estándares de calidad de los supermercados, siendo la gran mayoría de ésta comida frutas y verduras, las cuales en primer lugar deberían ser los componentes mayoritarios de nuestra dieta, y en segundo, a las cuales tanta gente tiene un acceso limitado o difícil a ellas. 

El problema es mucho más grave de lo que pensamos. Los campos de desperdicios de comida son productores de millones de toneladas de metano, que es un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el CO2, por lo tanto, contribuyen al cambio climático. Además de esto, miles de litros de agua, suelo, energía, mano de obra y dinero se desperdician para su producción. Es un MEGA problema. 

Y también...piensa en cuánto tiempo se tarda una lechuga en crecer para que la podamos comer, o ¡una zanahoria!, ¡¡¡un ajo!!! ¡Meses y meses! Y todo ese esfuerzo y trabajo para que terminen en la basura. 

Al final, el problema siempre es “demasiado” grande, porque el tema con el desperdicio de comida es que hay un mismatch entre la oferta, la demanda, la distribución y desigualdad socioeconómica, por lo que se necesitan políticas públicas masivas para corregir esto. Pero, todos, TODOS podemos ayudar a disminuir la cantidad de comida que tiramos. Somos miles de personas que podemos hacer un acto de conciencia y tomar acción. 

Por lo tanto te quiero dar algunos tips, porque todos somos parte del problema pero también podemos ser parte de la solución. Piensas que si antes tirabas 1 kilo de comida a la basura todos los días, y a partir de mañana, tiras 300 gramos… si es una diferencia, y hará una diferencia. 

• No tires las colitas y cáscaras de tus verduras. Velas guardando en un tupper en el refri y al final de la semana, haz un caldo de verduras delicioso. 
• Haz panqués y pasteles con tu fruta que ya no está tan “bonita” para comer, por ejemplo, plátanos súper maduros (ya con muchas manchas negras y hasta con un poco de olor a fermento).
• ¡Purés y sopas! Con tus manzanas que ya están paposas, las verduras que ya no están crunchy y muy verdes para ensaladas…haz sopas, pesto, purés y puedes congelarlos para que te duren más tiempo. 
• ¡Compara las verduras “no tan bonitas”! Si ves una zanahoria que no está derechita, un tomate con un chipote… ¡CÓMPRALAS! ¡Cómpralas y sálvalas! Porque es muy probable que esas sean las que van a ir a la basura. 
• ¡Haz quiche o frittata! Con todas tus verduras que igual no estén tan bonitas, sólo agrega un par de huevos, nutritional yeast, especias y al horno y ¡queda una cosa buenísima!
• No compres súper para toda la semana. Mejor compra para 3 días, y cuando te acabes todos tus productos frescos, compras nuevos y así tampoco se hacen suaves o no tan perfectos. 
• Composta. SIIII. No es tan difícil como suena. Puedes comprar en Amazon un bote ENANO y bonito para compostar, por ejemplo tu café (todos tomamos café todos los días), y lo puedes donar a tu jardín comunal o a alguien que tenga un jardín y necesite echarle una manita a su tierra. 

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